Sr. Director: Ante las continuas muestras de desprecio por parte de Puigdemont, alguien, de algunas de las altas instancias de nuestro Estado, debería dar cumplida respuesta a las locuras de Puigdemont, a sus mentiras a sus insultos y a sus continuos ataques a España a los españoles y a esas mismas instancias. Lo que se llama poner las cosas en su sitio. Desmontar lo que dice y hace el personaje no es difícil. No es misión personal ni individual de nadie contestar al filibustero, pero sí se debería echar por tierra el tinglado de la farsa con el que se pasea por Europa. Puigdemont proclama que vendría a España si existieran garantías; Puigdemont afirma que en España no hay democracia; Puigdemont asevera que en España hay presos políticos; Puigdemont dice que es el presidente de Cataluña; Puigdemont tiene por dictatorial la aplicación de la ley; Puigdemont emplaza al Rey y pretende dictarle discursos; Puigdemont se equipara al presidente del Gobierno y le cita para un diálogo bilateral fuera de España. Y todo ello en boca de un presunto delincuente. Ya va siendo hora de que esos 'alguienes' que son las instituciones, planten cara, si no al individuo (para eso está la justicia) sí a lo que dice y hace. Xus Madrid