Sr. Director:

Existe, dice un documento sobre el derecho a la vida, el “derecho a no sufrir inútilmente”. Como existe el “derecho” a vivir del modo más humano posible ese tiempo final de la vida. Para eso hacen falta medios sanitarios y también políticas sociales que faciliten tanto el bienestar del paciente como la conciliación laboral para su familia, especialmente cuando la enfermedad terminal se alarga. Lo cual remite al debate, aún más complejo, de la enfermedad crónica.

Con el paso del tiempo las familias se ven desbordadas y el enfermo se siente como una carga para sus seres queridos. Analizadas racionalmente, estas situaciones son un fracaso de la sociedad. En vez de admitirlo, algunos responden con la cínica huida hacia adelante que supone proponer el suicidio como un derecho.