Sr. Director:  

Ante la situación que vemos están sufriendo millares de cristianos, lo último en Egipto, pienso que es el momento de recordar sin complejos que no se puede ser cristiano fuera de la Iglesia y dejándonos interpelar por la misión que nos ha sido confiada.

Esa tarea, desafío siempre renovado, es la de proponer, sin imponer, la Buena Noticia a todos; ir a todos los que tengan hambre de Dios y hambre de pan, siendo testigos del Evangelio, sembradores de paz, y ayuda para los más necesitados, como, por ejemplo, y por desgracia, hacen tantos padres y madres que ni siquiera tienen para dar de comer a sus hijos.

La Palabra de Dios nos hace crecer, nos hace producir buenos frutos y nos lanza a predicar con el ejemplo, también, y si cabe con más urgencia, en medio de un mundo convulso que a menudo, ahora se está dando la circunstancia, toma el nombre de Dios en vano.

Lluis Esquena