Sr. Director: Cuando cualquiera de nosotros, me refiero a personas normales, busca un trabajo, lo primero que ha de hacer es preparar un curriculum vitae, es decir, un resumen, lo más atractivo posible, de nuestra anterior vida laboral, experiencia en la materia que solicitamos y los méritos que sean de destacar. Es un proceso casi obligatorio y que se debe hacer con mucho cuidado, con el fin de tratar de convencer al empresario que nos puede contratar. En política, pasa lo mismo. No van a entregarnos los políticos solicitantes un maravilloso documento que refleje su experiencia en esta materia, pero en base a las palabras de los mismos, la demagogia que utilicen, el arte de presentarlo y, sobre todo, lo que podamos conocer por los medios de comunicación, nos hacemos una idea de quién es el solicitante y adónde vamos a llegar si el mismo nos gobernase. Hay unos políticos en España que aparecieron en nuestro mundo hace poco tiempo y de los que no teníamos la menor referencia; su curriculum se basaba en lo que ellos mismos nos decían, con gran desparpajo, fantasía y prodigalidad de expresiones, capaces de fascinar a los más ingenuos empresarios. Ensimismaron a muchos gracias a su autopromoción televisiva, subvencionados por sus anteriores patronos. Después fuimos descubriendo que tenían una gran experiencia profesional en dos empresas (tal vez más) muy conocidas. Una de ellas se llama Venezuela y tuvo en principio como director a Hugo Chávez y después a Nicolás Maduro; nuestros solicitantes habían contribuido eficazmente al empobrecimiento de esa Nación, a la eliminación de las libertades y al mantenimiento en el poder de los dos sátrapas, de los que recibían su salario. La otra empresa se llama Irán y su director Hasán Rouhaní, del que también han recibido envidiables salarios. Ya tenemos el curriculum de estos nuevos políticos y despejada su experiencia profesional. Quienes aún ignoren quiénes son los de Podemos, que miren su hoja de servicios, estudien su comportamiento en los lugares en los que han logrado poder y luego estimen que será de España si logran alcanzar La Moncloa. Pablo D. Escolar