Sr. Director: No es de recibo que uno de los principales partidos, Podemos, en lugar de hacer política en el parlamento, se dedique a la propaganda sentimental contra las instituciones. Pero no seamos ingenuos, porque estos mensajes irracionales y con alto contenido simbólico tienen un efecto importante en ciertos sectores sociales, sobre todo entre los más jóvenes. En tiempos de descontento las teorías conspirativas tienen éxito. Por eso exigen una respuesta con fuerza pedagógica que muestre el valor de la buena política. Nuestro sistema democrático tiene que superar su aspecto tecnocrático, el desapego y la frialdad que siente parte de la ciudadanía. Suso Madrid