Sr. Director: "Finalmente, el perdón es el mejor remedio para impedir que nuestra convivencia se agriete y llegue a romperse. El Señor nos lo enseña en el Padrenuestro, aceptar nuestro error y proponer corregirnos es el primer paso para la sanación. Esposos, no terminen nunca el día sin reconciliarse", decía hace unos días el Papa. Esta palabra difícil pero a la vez tan necesaria, que nos hace dignos del perdón, dijo el Pastor de la Iglesia Universal, abre el camino para sanar las muchas heridas de los afectos y desgarros en las familias que comienzan cuando se pierde esta palabra preciosa: "En los hogares en los que no se piden disculpas comienza a faltar el aire, y las aguas se estancan", por eso "¡nunca terminen el día en familia sin hacer las paces!"; basta una caricia, un pequeño gesto, una palabra, y así: "¡la vida será más bella!" "Que el Señor nos ayude a colocar estas tres palabras en su justo lugar, en nuestro corazón, en nuestra casa, y también en nuestra convivencia civil". Lluis Esquena