Sr. Director:

No teníamos bastante con las tropelías y los balanceos del actual presidente del gobierno, tan altamente oscilante en sus decisiones, que ahora se suma a estas el “vicepresidente de facto”, añadiendo más inseguridad jurídica y social a los españoles y, por ende, a la economía del país. Si ya teníamos un panorama harto difícil con el voluble Pedro el Breve, ahora se nos complica mucho más con la siniestra aparición de Pablo el Zorro. Y todo por culpa de un gobierno que no elegimos los ciudadanos ni lo deseamos; y prueba de que no lo deseamos es que no convoca elecciones, como prometió.

Hasta ahora, con Pablo silencioso, Pedro no acertaba una; veamos como ejemplos los tropezones con los inmigrantes, su imprudencia al negarse a priori defender la justicia española, su preocupación por reabrir las heridas de la guerra civil y provocar de nuevo el odio entre el pueblo, las complacencias con los políticos golpistas de Cataluña que quieren acabar con nuestro País, las amenazas a la libertad de enseñanza, el control de la mayoría de los medios de comunicación para la utilización política a su favor, el amago de subida disparatada de impuestos, unos para repercutirlos al ciudadano, otros para ahuyentar las inversiones y generar más paro, etc.

Pero apareció Pablo el Zorro y nuestro porvenir se enmaraña mucho más; tal vez nuestro presidente sea ahora menos versátil, pues ante los disparates de sus decisiones, el “vicepresidente de facto” no le permitirá rectificar y nos tocará cargar con las consecuencias negativas de ellas. Ya se vislumbran algunas de esas nefastas decisiones, como la del déficit, el techo del gasto, la forma de financiarse, etc.

Ambos tienen un objetivo común y es el de manipular a los ciudadanos para servirse de ellos y atacar a la Iglesia católica; esto, para ellos, es algo irrenunciable, fortalecido con la llegada del bolivariano.