Sr. Director:

Año nuevo, vida nueva dice la frase popular. Nos hemos olvidado de que la vocación cristiana es la santidad. Bueno será que comencemos este nuevo año 2021 recuperando nuestra identidad.

Primero es Dios, el Todopoderoso, Omnipotente, el Creador, Él es el Todo; nosotros, creaturas fruto de su amor, sin Él no somos nada. Llevamos mucho tiempo hablando de los pobres, del día de los pobres, de poner el acento en los pobres, no se trata de los pobres en el espíritu sino de los pobres materiales. El resultado de esta predilección por los pobres ha dado un fruto contrario, cada vez hay más pobres y cuando termine esta pandemia que nadie sabe cuando será, los pobres se habrán multiplicado por millones.

La vocación cristiana es la santidad y es universal, para todos los hombres, sean reyes o plebeyos, ricos o pobres, ignorantes o sabios, todos estamos llamados a vivir esta santidad. Es evidente que llevamos un camino equivocado, Cristo ah muerto en la Cruz por todos y sus preferidos son los pecadores. Hay que recuperar lo sagrado y con urgencia, sobre todo la Divina Eucaristía; me decía un compañero de trabajo que solo él debía ser el pecador, porque todo el mundo comulgaba pero no veía confesarse a nadie. Hemos humanizado tanto a Jesucristo, Hijo de Dios, que poco o nada queda de su Divinidad, y así vemos como los fieles que asisten a los cultos en los templos, que son la casa de Dios, casi nadie se arrodilla e igual ocurre a la hora de la Consagración. Es indudable que esos fieles no han recibido una información adecuada, pues así lo sagrado queda devaluado, se pierde el carácter sagrado, doloroso pero cierto, Cristo pierde su Divinidad y queda convertido en un líder carismático. Esto no es general pero ocurre en muchos, demasiados lugares.

Cristo en el Huerto de los Olivos se postró rostro en tierra y sudó sangre por nosotros. Las rodillas son las grandes palancas del apóstol y nunca es mayor el hombre que cuando se arrodilla ante Dios. La pandemia desaparecerá y disminuirán los pobres cuando recuperemos nuestra vocación, ser santos, solo así se acortará esta purificación motivada por nuestro extravío. Año nuevo, vida nueva, ser santos, primero Dios, luego el hombre.