Sr. Director:

Según leo en la prensa el papa Francisco ha promulgado el “Jubileo de la Tierra” que comenzó el 1 de septiembre con el “Día Mundial de Oración por el cuidado de la Creación” y se extenderá hasta el 4 de octubre de este año. Creo necesario que hay que hacer alguna aclaración fundamental, esto me suena bastante a los ídolos de la naturaleza de la Amazonía que fueron llevados al Vaticano.

Que el estado de la naturaleza es catastrófico, eso no admite dudas, pero hay que hacer algunas aclaraciones. Insisto en lo que ya he dicho en anteriores ocasiones, la década de los años sesenta del siglo pasado fueron el detonante de la gravísima situación por la que atraviesa la Iglesia Católica y el mundo occidental antes cristiano. En la nueva Iglesia lo importante era el hombre, lo espiritual no daba de comer al hombre, por tanto de lo que trataba era de que las condiciones de la vida humana fueran placenteras, como si esto fuera el fin del hombre. Por tanto lo que se promovía era un materialismo, disfrutar de un buen nivel de vida, y esta ideología pagana promovió un materialismo rabioso (gasta, consume, derrocha) que ha traído la contaminación mundial que se observa, y para más inri los países más contaminados son los más pobres, a los cuales el mundo occidental, que ha estado viviendo en la opulencia, les envía millones de toneladas de los residuos de su consumismo rabioso.

No podía ocurrir de otra manera, el hombre ha sido creado por Dios para la eternidad, y el olvido de esta fundamental verdad, es la causa de todos los males que han sido provocados por el mundo cristiano que ha apostatado. Pero existen muchos movimientos suscitados por el Espíritu Santo, que forman un ejército invencible a las órdenes de su excelsa Capitana la Santísima Virgen María, pero esta Iglesia Católica que se ha desacralizado y esta sociedad perversa necesitan una purificación, puesto que no se enmiendan. El pesimismo es para los que se han apartado de Dios y han sido seducidos por Satanás, para los que han permanecido fieles es su liberación, el gozo, la paz y la alegría inundará sus vidas. Nunca es tarde, Cristo murió en la Cruz para librarnos de nuestros pecados, y no quiere la muerte del pecador sino que se convierta y viva.