Sr. Director:

El 27 de enero se cumplía el 75 aniversario de la liberación del Campo de concentración de Auschwitz. Cuatro días antes, el día 23, en el Memorial del Holocausto en Jerusalén, con la presencia de medio centenar de Jefes de Estado y de Gobierno se recordó la barbarie cometida contra el pueblo judío por el nacionalsocialismo. Pero no solo eso, el acto sirvió también para llamar la atención contra el riesgo constante de antisemitismo que arrecia en muchas partes del mundo y especialmente en la vieja Europa. El Presidente de la República de Francia lo reconoció en Jerusalén y la Canciller alemana hizo lo mismo el día 6 de diciembre pasado durante su visita al Campo de Auschwitz.

En mi opinión el silencio al que invita el recuerdo de la Shoah debe convertirse en acciones decididas e implacables contra los discursos del odio y el supremacismo. El antisemitismo, como recordó Angela Merkel en Auschwitz, avergüenza a nuestra humanidad y es también un ataque a los fundamentos de nuestra democracia.