Sr. Director: Una Diputada Catalana, de cuyo nombre no quiero acordarme, ha propuesto recientemente volver, como alternativa a la Familia, al sistema de  la "tribu" como convivencia y de esta forma mejorar la sociedad. Pero no a una tribu cualquiera, sino a la que existió en el Neolítico, o la que existe aunque un tanto mejorada actualmente en lo profundo de la selva amazónica. La tribu donde todo es de todos empezando por los hijos, que pueden ser de cualquiera de los hombres que pertenecen a la tribu dado la promiscuidad que en esta se produce Supongo que también habrá tenido en cuenta cual es el papel- perdón rol- que las mujeres tenían en la misma. También sabrá que la tribu es un grupo de origen familiar. Es decir, los pertenecientes a la misma familia.  ¡Y este es el progreso que esta "política", y otros como ella nos proponen! Habrá que decir aquello de "perdonarla porque no sabe lo que dice". En estos tiempos nuevos que corren nos salen unos "políticos" que al verlos "actuar" no puedo menos de pensar que sufren lo que he dado en  denominar el "Síndrome del Colega", o Colegismo. Y aunque ya son talluditos, y más cerca de la madurez que de la juventud, se comportan como coleguillas; y así después de acordar un pacto con el que se van a comer el mundo -o eso dicen-, se marchan a tomar "unos botellines" para celebrarlo; al haber llegado al acuerdo de repartirse unos sillones en el Congreso dando por seguro su obtención, contando con el nulo  criterio que le suponen a quienes tienen que votarles para conseguirlos. Así los nuevos tiempos nos traen unos "medios de comunicación e información" que, apoyándose en las actuaciones de algunos jueces cuyo pensamiento político -legítimo que duda cabe- dejan traslucir en sus decisiones, cuando la discreción y la imparcialidad total deben ser su credo, o en informaciones que se utilizan sesgadamente,  han destrozado la presunción de inocencia. Igualmente por la sagrada audiencia o la venta de un periodismo amarillo o catastrofista, van degradando la sociedad. De esta manera la austeridad, es "austericidio"; la falta de pudor, es "sinceridad" y exponemos nuestras miserias y otros las contemplan sin sentir ninguna vergüenza; el esfuerzo necesario para alcanzar la excelencia, decimos que "traumatiza"; y así podríamos llegar y llegamos a renegar de nuestra propia naturaleza. Son los tiempos nuevos que nos quieren vender como progreso, aquellos que en la educación, en el concepto de la vida, en la destrucción de los valores que son la verdadera causa del progreso…; y ambicionan retrotraernos a tiempos del principio del hombre con un solo objeto: el poder de la tiranía, el dominio de unos pocos, o de uno sobre los demás. No tienen en cuenta que son y somos finitos y, que hay un axioma que se cumple invariablemente: Dios -el de los cristianos-, perdona siempre; el hombre, a veces; la naturaleza, no perdona nunca. Algo que convendría no olvidar. J.R. Pablos