Sr. Director:

Conocíamos ayer la triste noticia de París. Ardía la famosa catedral, que por unas horas se convirtió en el centro de atención de todo el mundo. La inmensa mayoría publicaba mensajes apenada por lo sucedido, empatizando con franceses y católicos por la pérdida de Notre Dame, el templo que ha sobrevivido a más de 800 años.

Hoy amanecíamos con las imágenes del interior arrasado por las llamas y los derrumbamientos del techo. No obstante, la Cruz reposaba intacta en su sitio, entre las cenizas de una obra de arte que perdió la batalla contra el fuego. Cuesta pensar que, aun así, son muchos los que no creen en Cristo, aunque ojalá hoy sean unos cuantos más los que sí lo hacen.