Donald Trump ha perdido su primera batalla contra el Congreso, pero la guerra, advierten desde el entorno presidencial, no ha terminado. Ha concluido la reapertura provisional de tres semanas que puso fin al cierre de la Administración más largo de la historia y la Casa Blanca ha optado por no retomar las hostilidades, conformándose con una pequeña parte de los 5.700 millones de dólares que exigía para iniciar la construcción de un muro con México. La paralización del gobierno le estaba perjudicando a Trump en las encuestas. Esto no significa que su mano dura contra la inmigración haya dejado de tener adeptos, sino que la disrupción de la normalidad en la Administración se había vuelto un precio excesivo.