Sr. Director:

En La Argentina desde marzo de 2020 se vive anormalidad sanitaria, social, cultural y política agregada por causa de un divulgado “Corona virus” como pandemia. En verdad no existe problema sanitario tan grave que justifique razonablemente abrogar las relaciones personales, razón demás para rechazar cualquier “aislamiento social” decretado por voluntad política de “dictadores de facto” (sean provenientes del “Frente para la victoria” o de “Cambiemos”, desde que los demás no cuentan en el “manipulado espacio político gubernamental”). Las “cuarentenas” no previenen ni curan. En nuestro caso desestructuran la sociedad y son causa de graves alteraciones interpersonales y dañinos perjuicios individuales.  

La población entre asustada, impresionada, e incluso oportunista, con resignación y desesperanza se entrega en manos de “malos políticos” (apenas “Partidòcratas”) a la espera de lo que se vislumbra por el momento como imposible: que decrezca la pandemia y que repunte la economía junto a una paulatina normalización de las actividades sociales y culturales.

El gran detalle es que la pandemia no es causa exclusiva del desquicio padecido. Son los políticos quienes imprimieron el sello de la frustración a través de los últimos 36 años, y ahora inexorablemente “el virus” producirá los daños vitales consabidos. Por supuesto, los “profesionales de la política” alegarán infortunio y falta de colaboración de los gobernados, como lo hacen cuando las circunstancias no les son propicias.

Los ciudadanos sensatos, sin ignorar la gravedad de la situación, saben de los alevosos daños causados por los insufribles políticos partidistas. ¡Esta endemia, hasta ahora, también está fuera de control!