Sr. Director:

No es lo mismo Verdad y veracidad. Son dos conceptos distintos. La Verdad es un concepto ontológico. Las cosas son como son. El mundo es como es y cuando decimos cómo es el mundo, sin inventar nada, estamos mostrando la Verdad de las cosas. Pero en nuestra conversación habitual cuando hablamos de lo que es verdadero andamos más cerca de la veracidad. La veracidad es una virtud. Somos veraces cuando queremos decir exactamente lo que es como es.

Somos conscientes de que abunda la mentira. Se miente en política, se mienten los amigos y los jóvenes mienten a sus padres. Es muy difícil saber quién es veraz, o sea, quien dice siempre la verdad, y quien es mentiroso. Al mentiroso compulsivo se le descubre, porque se coge al mentiroso antes que al cojo. Luego hay otros que no son compulsivos, pero mienten siempre que lo necesitan. Si hay que disculparse ante papá porque llego tarde, me invento una historia.

Tenemos la impresión de que los políticos mienten como bellacos. Esto es un problema gordo porque, aunque haya personas perfectamente de fiar, llega un momento que la desconfianza prevalece. La vida se complica mucho cuando predomina la duda.

Tenemos la impresión de que los periodistas inventan la mitad de lo publicado, porque tienen que vender, tienen que llamar la atención y engordan los datos, manipulan las noticias, y de una sospecha hacen un notición que puede resultar una calumnia con efectos impredecibles.