Sr. Director:

La decisión de los diputados portugueses a no despenalizar la eutanasia responde a una reacción social ante un proyecto de despenalización de la eutanasia que choca frontalmente con los valores morales todavía compartidos en la sociedad portuguesa.

No hay duda de que en esa reacción han estado especialmente implicadas las confesiones religiosas, con un protagonismo destacado de las intervenciones de los obispos portugueses, que han calificado el resultado como una victoria de la vida y de la democracia. Ahora es necesario “construir una sociedad solidaria y paliativa en la que todos se sientan protegidos”.