Sr. Director:

Hace unos días me llamaron la atención unas palabras de un arzobispo que afirmaba que “nadie se convierte con el Sagrario”, sino en “el encuentro con personas que nos interpelan y que son dramas humanos en donde surge la posibilidad de encontrar al Señor”.Una situación no excluye la otra; y con muchas probabilidades, las personas que con su vida, con sus palabras “interpelan” a otras personas y les mueven a buscar y a amar a Cristo, han encontrado a Jesús, lo han amado, lo han adorado muchos momentos ante el Sagrario.

No es la primera vez que al entrar en una iglesia para saludar personalmente al Señor, me he encontrado con un hombre, con una mujer, sentados o arrodillados en un rincón rezando ante el Señor sacramentado encerrado en el Sagrario y palpitando en el corazón de esas personas.

Las palabras del arzobispo han encontrado una respuesta adecuada, y con creces, en la alegría y el gozo del sacerdote y de los fieles de la parroquia de la Inmaculada Concepción de Guayanilla, en Puerto Rico.

A causa de un terremoto, la iglesia y parte de un colegio vecino se vinieron abajo muy de madrugada. Ninguna víctima mortal, ninguna imagen sagrada destrozada; y después de remover escombros encontraron el Sagrario íntegro, sin ningún daño. El sacerdote acompañado de los vecinos que acudieron a los rescates, rezaron en silencio ante el sagrario en profunda acción de gracias.