Sr. Director:

Sin entrar en el pedigrí histórico de cada cual, a nadie le puede extrañar que, por muy surrealista que pueda parecer, se produzca a partir de ahora un efecto dominó en las reivindicaciones del propio terruño. Son los frutos de una vieja e irresponsable táctica que consiste en dividir para tratar de vencer y en intentar sacar ganancia del río revuelto.

España ya conoce en sus propias carnes históricas los efectos de despropósitos similares. Es un momento complejo y, por eso, hay que tomárselo particularmente en serio, hacer bien el diagnóstico, identificar a los responsables de que esto esté ocurriendo, y al mismo tiempo proponer en clave de unidad y concordia, en lugar de hacerle el caldo gordo a quienes siembran división y enfrentamiento.