Sr. Director:
Los atentados en Copenhague y el asesinato de 21 coptos en Libia han vuelto a despertar las polémicas que se produjeron hace un mes tras los sucesos de París. 

El asesinato de dos personas en Dinamarca y el intento de silenciar para siempre a un caricaturista sueco han provocado que algunos vuelvan a defender una libertad de expresión sin límites, que sería una de las señas de identidad de Europa frente a la barbarie del yihadismo.

Responder a este reto, que ya es global, esgrimiendo una libertad que se mofa del verdadero Islam es un gran error. Por dos motivos: uno de fondo y otro estratégico.

La guerra mundial que el yihadismo ha emprendido solo se puede ganar si el Islam auténticamente religioso se alza con todos sus recursos contra los bárbaros que usan su nombre.

Mofarse de este verdadero Islam y de otras religiones por defender una libertad de expresión mal entendida, sin límites, no ayuda a resolver el problema, que pienso, no es inevitable.

J.M.