Sr. Director: A través de las leyes que han ido apareciendo desde hace varios años en algunas comunidades autónomas "para la no discriminación y el reconocimiento de las personas transexuales", se nos trata de imponer, a todos los niveles (sanitario, social, cultural, educativo,…), la ideología de género. Que a nadie se le ocurra cuestionar o contradecir sus postulados sobre la persona, la afectividad, la sexualidad, la familia…, porque puede ser acusado de homófobo  y no sé qué otras fobias más y ser denunciado ante la autoridad competente por ese motivo. La libertad de pensamiento, la libertad de expresión, la libertad de enseñanza,  el derecho de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones, entre otros derechos, quedan pisoteados. Esta imposición resulta especialmente grave en el campo educativo donde, desde la más tierna infancia, se puede adoctrinar a los menores en el relativismo y en la idea de que "yo soy lo que quiero ser" y todo lo que eso lleva consigo en materia afectivo-sexual. A mi modo de ver (al margen de otras consideraciones  filosóficas, científicas, morales…), esto va a crear tal confusión, que no sé cómo estas criaturas van a conseguir adquirir su identidad sexual cuando escuchen frases del tipo "hay niñas que tienen pene y niños que tienen vulva". ¿Qué significa ser niño? ¿Qué es ser niña? ¿Es algo objetivo? ¿Cómo puede una persona sentirse de un sexo concreto sin saber lo que eso comporta? ¿Ni la biología, ni la psicología, ni la neurociencia, ni la sociología, tienen que decir nada al respecto de lo que significa pertenecer a ese sexo y es solo la voluntad subjetiva de cada persona la que debe decidir en este tema? Madres, padres, no dejéis que confundan a vuestros hijos. Isabel Pinaglia