Sr. Director:

¿Soy reiterativo, repetitivo? Pues no hago nada más que lo que hace Satanás a través de sus esbirros por el seducidos, todos los días y a todas las horas la misma cantinela: “el coronavirus”  Entiendo que si Dios me mantiene con vida es para defender a la DIVINA EUCARISTIA, que es la vida de la Iglesia; como dice San Pablo “A tiempo y a destiempo”. Si cuando se estableció la Constitución del 78, la Jerarquía Católica de España hubiese dado la cara y habría hecho frente a la sociedad que se avecinaba, no se habría llegado a esta situación de extrema gravedad. España, que era una Nación Católica en su inmensa mayoría, se ha convertido en una nación apóstata, pagana y además Satanás se ha infiltrado en el Templo Santo de Dios. Esta situación tiene semejanza con los judíos, el Domingo de Ramos reciben a Cristo con vítores y alabanzas y el Viernes Santo grita: “Crucifícalo, Crucifícalo.”  

Si la Divina Eucaristía se desacraliza, irremediablemente la sociedad queda a merced de Satanás. Desde el principio me opuse y me sigo oponiendo a la comunión en la mano, solamente el sacerdote tiene las manos consagradas para tratar las cosas sagradas, si el fiel recibe la Sagrada Forma en la mano, está  cometiendo una profanación, por que está asumiendo una actitud que solamente el sacerdote puede hacer. Estamos llegando a una situación de desacralización insoportable. Un ejemplo, asisto al Santo Sacrificio de la Misa; a la hora de dar la Sagrada Forma a los fieles, el sacerdote se lava las manos, sube una señora de los fieles asistentes y sin lavarse las manos se pone a dar la Sagrada Forma. No hay quien entienda esto, para entrar en el templo tienes que llevar mascarilla, lavarte las manos y guardar la distancia y sube cualquier fiel a distribuir la Sagrada Forma. Hay que rezar por el Papa, los sacerdotes y la Iglesia, pero esta desacralización no puede continuar. Veremos y sin tardar que este gobierno social-comunista en una ¿Nación Católica? Nos va a cerrar los templos he impedirá que se celebre el Santo Sacrificio de la Misa, que en muchos lugares ya no es Sacrificio, es una reunión de “hermanos”, pero ¿Dónde está el padre? Mientras Dios me mantenga con vida seguiré, aunque será en solitario, con esta oposición radical. No creo que el Padre Celestial permita esta situación por mucho tiempo.