Sr. Director: Enfermos y ancianos tuvieron un encuentro con el papa en la parroquia de San Pedro Damián, a mediados de mayo, a las afueras de Roma. ¿El motivo? Celebrar la Pascua del Enfermo, una jornada de bello simbolismo que ilumina los sufrimientos con la luz que proyecta la resurrección de Cristo. Así se lo recordaba unos días antes el papa a un grupo de enfermos en Fátima. Muchas veces el dolor y la enfermedad escapan a la capacidad de comprensión del ser humano, pero sabemos que cada vez que "atravesamos por alguna cruz" Jesús, que "ya ha pasado antes" por ella, consuela a quien acude en su auxilio. No se quedaba ahí el papa, sino que animaba a los enfermos a ofrecer a Dios sus padecimientos, pidiéndoles no conformarse con ser destinatarios de la solidaridad de otros, sino partícipes de ella, puesto que su ofrenda es valiosa para "la salvación del mundo". Enric Barrull