Sr. Director: Durante todo el proceso soberanista en Cataluña ha habido un elemento común: la presencia de los agricultores catalanes con sus tractores en todas y cada una de las protestas, movilizaciones y paros efectuados en todas estas semanas. Sin que oficialmente ninguna organización agraria respaldara directamente la independencia, sí han venido defendiendo el derecho a decidir y por eso han estado presentes en cada acción reivindicativa. Y lo han hecho tanto como un movimiento particular de miles de pagesos como amparados por las principales organizaciones agrarias, JARC-COAG y Unió de Pagesos (UP), que han ido de la mano… hasta ahora.  No obstante, el miércoles 8 se ha notado una cierta frialdad entre ambas entidades y, por tanto, en el respaldo a la huelga general convocada en Cataluña. Es cierto que los tractores han vuelto a salir a la calle, pero no se ha visto la misma sintonía, especialmente en las horas previas a la movilización y convocando a respaldarla. Y lo que nadie podía esperar es que el motivo de esta disputa fuera la fruta dulce. O mejor dicho el enfrentamiento entre la UP y JARC en la pasada reunión con el Ministerio (que una cosa es la independencia y otra buscar soluciones y, sobre todo, ayudas al sector), donde los primeros fueron expulsados por no tener representatividad nacional, aunque sí catalana (¡¡qué paradoja en estos tiempos!!). Y como la cosa acabó en un enfrentamiento directo entre UP y JARC, de aquellos polvos, estos lodos. Lo que la independencia había unido en un momento determinado, la fruta dulce lo ha acabado separando. A ver si ahora Puigdemont va a tener que abandonar Bruselas y exiliarse en un campo de melocotones para recomponer las relaciones… Jesús Domingo