Sr. Director:

A juzgar por los meandros por los que circula el Gobierno de Sánchez para mantenerse en el Poder, da la impresión de que el presidente del Ejecutivo ha encontrado un instrumento idóneo, sin necesidad de acudir a las urnas. Todo consiste en darle la vuelta a la vieja expresión popular de “hecha la ley, hecha la trampa”, para convertirla en su contraria: “vista la trampa, hagamos la ley”. Es lo que pretende hacer con la exhumación anunciada del cadáver de Franco, que Sánchez no quiere que siga en la basílica del Valle de los Caídos por una curiosa razón de “urgente necesidad”. Algo parecido ocurre con la llamada y nunca explicada “solución política” para resolver el “problema político” del separatismo catalán. Por lo que se ve, esa “solución” consiste, de momento, en dar cuerda a los independentistas y no molestarse demasiado por la escalada de ofensas al Estado, ni siquiera por la ausencia de la Generalidad del Consejo de política fiscal, donde se elabora la solidaridad económica entre las regiones, en la medida que prepara un trato especial para Cataluña, a costa del bolsillo de todos los españoles.