Sr. Director:
Si analizamos la situación económica actual vemos como las grandes multinacionales han acaparado el mercado mundial acabando con la mayoría de las empresas pequeñas y medianas que en otro tiempo abastecían la demanda del mercado.
Pero no sólo se han contentado con esto sino que cada vez más asfixian con sus precios a los pequeños productores que les abastecen las materias primas y sacan fuera de los países, muchas veces en crisis, la producción, para llevarla a otras naciones que contratan mano de obra a bajo precio. Por esto, la injusticia se ceba en los llamados países ricos en los que la clase trabajadora es cada vez más pobre y la clase media apenas puede subsistir abrumada con impuestos excesivos que inciden indirectamente en la natalidad. Habría que decir que los poderosos de la tierra ejercen su flagelo sobre sus súbditos, oprimiéndolos de mil maneras y provocando la desesperación en no pocos de ellos.
La mal llamada economía de mercado sólo permite subsistir desahogadamente a los más adinerados, siendo el resto de la población víctima de sus abusos, por no hablar de toda la técnica empleada en desfavorecer las relaciones humanas y brindar al mundo un nuevo ídolo al que adorar. Mientras la riqueza no se reparta equitativamente y se recupere la soberanía de los países, perdida por un exceso de endeudamiento, los que rigen los gobiernos a la sombra de la opinión pública, seguirán siendo los dictadores tiránicos de este mundo, estrangulado por una falta de espiritualidad, sometido bajo el yugo maléfico de los que pretenden establecer un único gobierno mundial, sin atisbo de humanidad en su pretensiones, sólo sojuzgando conciencias, mentes y espíritus a una doctrina sin rastro de Dios.
Pili Montalbán