Sr. Director:

Las discusiones del país vecino (Francia) arrancan del planteamiento un tanto liberal del presidente ante peticiones de mayor gasto social. Cuestiona que ese incremento de prestaciones, más o menos asistenciales, contribuya verdaderamente a erradicar la pobreza. A su juicio, ésta disminuirá efectivamente en la medida en que se avance en temas de fondo, como la educación, la sanidad y el trabajo.

Emmanuel Macron se declara “orgulloso” del sistema francés de protección social, pero plantea una “revolución profunda”, una “revisión radical”. A pesar del dinero destinado a lograr mínimos sociales –a título de ejemplo, 25,4 miles de millones de euros en 2015-, mucha gente sigue siendo pobre. El Estado del bienestar en el siglo XXI habría de caracterizarse por la dignidad y la emancipación, y basarse en tres principios: la prevención, “que ataca las desigualdades antes de que sea demasiado tarde”; la universalidad, “que concede a todos los mismos derechos”; y el trabajo, como “clave de la emancipación”. “La solución”, subraya, “no es gastar cada vez más dinero”.