Sr. Director: En la aparición del 13 de Julio 1917 Nuestra Señora predijo, según las memorias de la Venerable vidente de  Fátima, Sor Lucía, afirma en la tercera parte del secreto: Rusia extenderá sus errores por el mundo, promoviendo guerra y persecuciones contra la Iglesia. Los buenos serán martirizados; el  Santo Padre tendría mucho que  sufrir; varias naciones serán aniquiladas". Con el triunfo de Lenin y sus bolcheviques en octubre de  1917 se inició una dura, pertinaz sangrienta persecución contra el Cristianismo en general y contra la Iglesia Ortodoxa en particular. Ni durante la Revolución Francesa se produjo un ataque tan despiadado y feroz como el de Rusia. Lenin se había propuesto erradicar a sangre y fuego lo que llamaba la espantosa vileza, la fe religiosa del pueblo. Los datos son aterradores como nunca antes se había visto. A comienzos  de la década de 1920 muchos obispos y sacerdotes fueron ejecutados después de ser torturados. Según estadísticas totalmente fiables en los primeros cinco del triunfo de la revolución fueron ejecutados veintiocho obispos ortodoxos y más de  mil sacerdotes. Estas cifras no incluían las ejecuciones de monjes y monjas que  tuvieron  durante el cierre forzoso de más de 570 monasterios y conventos, ejecuciones que podrían elevarse a varios miles. A lo que hay que añadir los miles de clérigos, monjes y monjas que fueron encarcelados, enviados  a  campos de trabajo forzado, o encerrados en hospitales mentales. Ahora se puede conocer las terribles estadísticas que permiten deducir la inmensidad del terror  y horror que se vivió en Rusia durante la  revolución y hasta la caída de la URRS: Después de la destrucción de la URSS y gracias a una comisión presidencial  encabezada por Alexander Yakolov, se han conocido  los datos de las ejecuciones que tuvieron lugar  durante el régimen soviético cerca de 200.000 incluyendo rabinos, monjes y monjas. Las matanzas  fueron no solo de clérigos, sacerdotes y monjas, también fueron asesinados millones de seglares. Estos asesinatos se dieron no sólo en los primeros años de la revolución bolchevique, sino que continuaron en la década de los 60 y 70, en las que miles de decenas de personas que fueron sacrificadas en los campos de concentración conocidos como Gulag. La prensa de Europa Occidental y la de Estados Unidos no quiso saber nada de los informes de Yakolov, en los que denunciaba los asesinatos en masa cometidos por el régimen comunista, no sólo los descalificaron sino que los atribuyeron  a grupos reaccionarios  y fascista. La realidad fue que algunos arzobispos fueron ejecutados de la forma más sádica y violenta que se pueda imaginar, alguno  fue enterrado  vivo y a otro fue crucificado y quemado vivo. La crueldad no tuvo límites contra sacerdotes, monjes y monjas que fueron despellejados, arrojados a calderas de alquitrán hirviendo, obligados a comulgar con plomo fundido o ahogados en hoyos excavados en el   hielo, según el informe  Yokolev (Un siglo de violencia en la Unión Soviética). Según datos de crédito se calcula que el total de rusos ejecutados por motivos religiosos supera los veinte millones. España también sabe de muchos de religiosos, religiosos,  obispos, sacerdotes  y  fieles a asesinados por Odium Fidei. Lo que llamó el pasado día 21 en la Beatificación de los 108 claretianos, el cardenal Amato, un tsunami y persecución al que se respondió  por lo mártires con el perdón, en el incomparable marco de la Sagrada Familia, testimonio místico y arquitectónico del gran Gaudí. Fidel García