Sr. Director:

El Papa, en el discurso al Cuerpo Diplomático dirigido a principios de año, urgía la imprescindible defensa de los más débiles, con especial atención a los niños, a las mujeres víctimas de violencia, a quienes sufren condiciones indignas en sus puestos de trabajo, a los migrantes y los refugiados, y a quienes sufren el maltrato que en ocasiones damos a nuestro planeta.

También ha rastreado señales de esperanza en los avances conseguidos para la paz en Etiopía y Eritrea, Sudán del Sur y la península coreana. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer en favor de la anhelada paz en lugares como Ucrania, Tierra Santa, Yemen o Siria. La paz, en todo caso, pasa necesariamente por la conversión personal de cada uno de nosotros para poner nuestros talentos al servicio del bien común.