Sr. Director: La Jornada del pasado 23 estaba ofrecida de manera especial por la República Democrática del Congo y Sudán del Sur. Y a esta Jornada estaban convocados, no solo los católicos, sino todos aquellos, creyentes y no creyentes, que deseaban sumarse de algún modo a la iniciativa. Orar todos juntos, en las formas propias de cada confesión religiosa, es un modo de mostrar un testimonio del grandioso bien que las religiones prestan a la paz. Hombres y mujeres que rezan juntos son incapaces de odiarse, de agredirse, de aniquilarse. La oración engendra armonía y de la armonía brotan el orden, la justicia y la paz. J.D. Madrid