Sr. Director: Con la llamada "ideología de género" cabe recordar lo que se dice en Amoris Laetitia: "Una cosa es comprender la fragilidad humana o la complejidad de la vida, y otra cosa es aceptar ideologías que pretenden partir en dos los aspectos inseparables de la realidad. No caigamos en el pecado de pretender sustituir al Creador. Somos creaturas, no somos omnipotentes. Lo creado nos precede y debe ser recibido como don. Al mismo tiempo somos llamados a custodiar nuestra humanidad, y eso significa ante todo aceptarla y respetarla como ha sido creada" (Amoris Laetitia, n. 56). "Algo huele a podrido en Dinamarca" leemos en el Hamlet. No parece difícil ni exagerado añadir que "hoy huele a podrido en muchos países de Europa, y en no pocas Comunidades autónomas de nuestro país". ¿Por qué esa insistencia en desplazar al Creador? ¿Por qué esa insistencia para tratar de convencer al hombre de que "no es hombre" y a la mujer, de que no es "mujer"? El Papa no cesa de querer poner al Creador en su sitio, y al hombre en el lugar que le corresponde en la creación. Al hombre y a la mujer, y que después cada uno desarrolle todas las facultades, cualidades, biológicas, intelectuales, afectivas, etc., en servicio de los demás, y para el bien de todos, que es el mejor camino para ser verdaderamente feliz. "Hay muchas colonizaciones ideológicas –recordó a los obispos de Polonia-. Una de ella, y lo digo con nombre y apellido, es la "ideología de género". Hoy a los niños -¡a los niños!- se enseña en las escuelas que el sexo lo puede escoger cada uno. Son las colonizaciones ideológicas, sostenidas también por países muy influyentes. Y esto es terrible. Hablando con Papa Benedicto, que está bien y tiene una buena claridad de pensamiento, me decía: "Santidad, ésta la época del pecado contra Dios Creador". Es inteligente. Dios ha creado al hombre y a la mujer. Dios ha creado el mundo así, así, así..., y nosotros estamos haciendo lo contrario". Domingo Martínez