Sr. Director: Dicen que la actual edición del programa Gran Hermano está siendo un fiasco en audiencias; y es de agradecer. Pues este concurso ha ido degenerando hasta convertirse en un lamentable circo de gente rarita, al que solo le faltaba como guinda ser presentado por Jorge Javier Vázquez. Como ejemplo de ello, parece que hasta se ha producido un supuesto caso de abusos sexuales entre dos concursantes, sin poder precisarse si fue a edredón abierto o cerrado. Tal situación, si es que se produjo y no se trata de una vuelta de tuerca más de los guionistas para aumentar índices de audiencia, provocó la expulsión y denuncia del supuesto abusador, y unos días libres fuera de la casa a la supuesta abusada, que regresó poco después; lo cual no deja de significar una frivolización de lo ocurrido. Pero en este episodio hay una cuestión de fondo que manifiesta la gran hipocresía en que se mueve el programa. Y es que tales hechos vinieron precedidos de una de esas fiestas nocturnas que les organizan a los habitantes de la casa, facilitándoles bebidas alcohólicas para provocarles así nuevas situaciones y reacciones a causa de la lógica desinhibición tras la ingesta. Se les facilita pero ocultando marcas y contenidos, ya que no cabe hacer publicidad de este tipo de bebidas. Les facilitan alcohol para provocar consecuencias, pero cuando éstas suceden, todos se rasgan hipócritamente las vestiduras. Muchos opinan que quienes entran en esa casa se tienen merecido casi todo lo que les ocurra... Pero en cualquier caso, ¡qué sucio juegan los tipos de este programa con la gente! Miguel Ángel Loma