Sr. Director:

España vive pendiente de los políticos, de sus pactos y de su lucha por las poltronas. Basta ver lo que está pasando en Andalucía, que necesita urgentemente un nuevo gobierno que supere la frustración que han dejado casi cuarenta años de Gobiernos del PSOE. Que a los políticos no les interesa realmente la educación se puede comprobar porque durante más de 30 años no han sido capaces de lograr un pacto para reformar el sistema educativo para el bien de la sociedad. Las únicas leyes que han programado la educación han sido los socialistas con la excepción de la LOMCE, que nunca pudo aplicarse en su integridad por la oposición visceral del PSOE, que ahora con el nuevo proyecto para la contrarreforma de la ministra Celaá, quiere volver a los tiempos duros de la LOGSE. Al PSOE sólo le interesa ideologizar al máximo la educación que debe ser única, pública y laica, todo lo contrario del que garantiza la Constitución en su artículo 27. Pero lo más preocupante no es que los políticos se desentiendan de la educación, sino que la sociedad, coloque la educación es un puesto muy relegado de su preocupaciones, en octavo lugar. Para el gobierno Sánchez la educación es un simple problema ideológico para imponer un modelo reaccionario sectario cuya finalidad es atacar los centros concertados, especialmente los católicos. Esa la gran apuesta de la ministra Celaá, famosa por su inmenso patrimonio inmobiliario, quien solo se reúne con sindicatos y asociaciones anticatólicas que quieren cargarse los centros concertados católicos.

La reforma educativa debe ser profunda por varias razones, siendo la principal la tasa de paro juvenil, que en España bate records europeos, más de un 35% de jóvenes se encuentran en el paro, esta es una de las herencias más negras que el PSOE deja en Andalucía junto con el mayor fracaso escolar. La reforma educativa debe basarse en mejorar los aspectos técnicos, sobre los ideológicos, que son los priman en la actualidad en infantil, primaria y secundaria. La educación debe estar al servicio del educando en todas sus dimensiones tanto la transcendente religiosa si así lo deciden los alumnos o en su caso los padres. La educación debe estar basada en formar personas y ciudadanos que puedan integrarse en el mercado laboral. En la cultura del esfuerzo, la excelencia. El pasar de curso u obtener títulos de bachillerato con asignatura pendientes en nada favorece al alumno, sino todo lo contrario. A los jóvenes actuales les espera un mundo laboral que muy poco tiene que ver con los que hoy aprenden en las aulas. De ahí la necesidad de un sistema educativo que contemple la necesidad de adaptar la educación al entorno digital que se impone de forma continuada en los sectores más dinámicos de la sociedad. La Formación Profesional Dual es más necesaria hoy que nunca y debe ser una reforma prioritaria para la mejora del sistema educativo. De no ser así, los jóvenes mejor preparados se verán obligados a la emigración, al desempleo a la precariedad laboral. No es mucho pedir a los responsables políticos que abandone sus prejuicios ideológicos y lleguen a consensuar un modelo educativo duradero y eficaz. Por eso, la reforma del sistema educativo en serio no admite demoras injustificadas por mantenerse en el poder como sea y a cualquier precio.