Sr. Director:

El debate de la eutanasia recuerda el que se montó para justificar el aborto, con la TV presentando casos “extremos” para concienciar a la opinión pública de que el aborto acabaría con el sufrimiento de muchas mujeres.

“Mi cuerpo es mío” era el argumento, hasta que el ADN demostró que lo que se quiere extirpar es “otra” persona.

“El sufrimiento de muchas mujeres” es la consecuencia del aborto, que despoja a la mujer de su ser íntimo, de su tendencia natural a la maternidad y a la protección de sus hijos, vamos -si admiten el símil- como hacen los animales.

Ahora toca terminar con los enfermos, presentando -como en el aborto- casos elegidos que convenzan a la sociedad de que lo mejor para ellos es terminar con su vida. Eluden hablar de los medios paliativos, que mantienen dignamente a los enfermos hasta su muerte, sin recurrir a medios extraordinarios que alarguen la vida de manera antinatural.

La vida es un don que no se puede manipular. El bien de la humanidad requiere que se eduque a las nuevas generaciones en la cultura de la vida y no en la de la muerte.