Sr. Director: "Pablo VI, calificando el hecho de la contracepción como intrínsecamente ilícito, ha querido enseñar que la norma moral no admite excepciones: nunca una circunstancia personal o social ha podido, ni puede, ni podrá, convertir un acto así en un acto ordenado de por sí.". (Discurso, 18-XI-1988). Toda esta clara doctrina no ha conseguido, ciertamente y también porque "pastoralmente" apenas se la recuerda a los cristianos, desarraigar la revolución sexual, la fornicación generalizada que tanto daño está haciendo a las familias. Ni tampoco ha parado el despliegue de la pornografía, consecuencia de esa sexualidad egoísta, desvinculada de cualquier amor humano y divino, que ha llevado a todas las desviaciones antinaturales de la sexualidad patrocinada y propagada, entre otras organizaciones, por la Lgtbi; que además pretender imponer su ideología a todo el mundo con leyes mordaza para la crítica, y "definidoras"  y "manipuladoras" del "odio". Por desgracia,  esas organizaciones reciben un cierto apoyo de algún que otro denominado "teólogo moral", por aquello de la "pastoral moderna". La "Humanae Vitae" no ha impedido todas esas consecuencias, pero  ha alzado un auténtico faro y ha asentado un camino. A veces parece difícil de recorrer; pero al recorrerlo se ve que es posible porque el andar está sostenido en el Amor de Dios. Un Amor luz que ha orientado la vida de tantos hombres y mujeres que han seguido ese camino viviendo en familia sin "contracepción" de ningún tipo- y han dado vida a las familias sobre las que se erigirá la sociedad futura: han santificado la sexualidad y la han vivido según los planes de Dios, recordados en la "Humanae Vitae". Valentín Abelenda