Sr. Director:
Recuerda el Segundo Mandamiento de la Ley de Dios: No se puede usar el nombre de Dios en vano. Es precisamente en el nombre de Dios, como ha hecho Francisco, en el que hay que pedir que cesen las hostilidades, especialmente a los que tienen la responsabilidad de hacer cesar el ruido de las armas y de recorrer el camino de la paz, con la ayuda también de la comunidad internacional.
Aunque, en efecto, nos pueda parecer que poco podemos hacer nosotros, la realidad es que hay cosas que sí están en nuestras manos, como informarnos de manera rigurosa de lo que allí está pasando, porque a veces los discursos simplistas que nos llegan desde los medios, no nos ayudan.
Y podemos, por supuesto, poner en nuestras intenciones a las víctimas, a las personas que más están sufriendo, así como rezar incesantemente por ellas, para que puedan encontrar cuanto antes el camino del diálogo y del perdón, para ser pacientes constructores de paz y de justicia, abriéndose paso a una esperanza común y a la convivencia entre hermanos que son tan urgentes y tan necesarias.