Sr. Director: Está claro que las sentencias judiciales hay que cumplirlas, aunque no gusten. Pero en algunas ocasiones, no se trata de que gusten o no sino de que esas sentencias sean justas y, sobre todo, que se atengan más al espíritu que a la letra de la ley. Ahí está el caso del imán de Ripoll, Abdelbaki Es Satty, cabecilla de la célula terrorista de los atentados de Barcelona y Cambrils. Por sus antecedentes penales y después de pasar cuatro años en presión, se había ordenado su expulsión de España. Pero la defensa, por cierto, ejercida por un abogado antisistema que ocupa una relevante posición en un ayuntamiento, consiguió que permaneciera en España, pudiera viajar al extranjero… y ejerciera solapadamente su actividad adoctrinadora para radicalizar a jóvenes musulmanes. Todo un ejemplo del bien hacer. Otro caso que está causando conmoción en toda España es el de la madre granadina Juana Rivas, que finalmente consiguió la libertad provisional al presentarse voluntariamente ante el juez de guardia, después de estar huida con sus dos hijos durante dos semanas. Como es sabido, Juana ha sido condenada a entregar a sus dos hijos al padre legítimo, a pesar de estar acusado de maltratador. Xus Madrid