Sr. Director:

Cuando todavía los sesudos analistas, asesores, barones, diputados y toda la tropa dedicada a la "res pública", continúa analizando las consecuencias y secuelas de las pasadas elecciones andaluzas, ya nos encontramos inmersos en la precampaña de los próximos comicios municipales y autonómicos a celebrar en mayo.

Ha sido muy fuerte la paliza adjudicada por los políticos a la ciudadanía a través de mítines, prensa, radio, TV, debates y tertulias, pero lo mas deplorable es ver a ciertos personajes cómo se transforman en campaña electoral, se les cambia el gesto y no renuncian a fotografiarse con quien sea y cuantas veces se lo soliciten, repartiendo abrazos, tanto a niños como a ancianas con tal cara de felicidad, que no otorgarles el voto sería como una especie de canallada. Actualmente ya ninguno utiliza corbata, incluidos los pertenecientes a formaciones conservadoras y como no, todos aplauden y levantan los brazos, con la única diferencia de que unos cierran el puño y otros muestran la mano abierta.

Si nos centramos en los mítines, los distintos oradores nos regalan la mejor de sus sonrisas y con la camisa remangada, permitiéndose incluso toda clase de gracietas y chascarrillos sobre los líderes del partido contrario, que en ciertas ocasiones se convierten en insultos y descalificaciones. En algunos casos, por aquello de interactuar con sus entregados simpatizantes, se permiten la licencia de preguntar al auditorio cuestiones cómo: ¿Vosotros sabéis quienes son los que se están cargando la sanidad y la educación de nuestros hijos? En fin, todo un canto a la más burda y descarada hipocresía, gritándole a los asistentes hasta ensordecerlos, destacando en cuanto al tono empleado la presidenta de la Junta con su  pobre y discurso.

Lo más triste del caso es que una vez realizados el escrutinio y conocidos los resultados, la vida retorna a la normalidad, nada o muy poco cambiará y los que ya vivían holgadamente seguirán haciéndolo, mientras que aquellos que padecen penalidades, comprobarán que su voto no ha servido para nada, es decir, que seguirán ejerciendo de miserables.

Como última consideración sobre la reciente confrontación, aclarar que la victoria de Susana Díaz (PSOE), tiene tanto de dulce como de amarga, dado que al no haber obtenido la mayoría absoluta para gobernar, va a tener que afrontar grandes dificultades con su investidura y ya veremos a qué precio. En cuanto a Podemos, cuenten lo que cuenten, la única verdad es que con los 15 escaños obtenidos les han colocado en su sitio, muy lejos de las expectativas de los sondeos de opinión como el CIS que les adjudicó 22 diputados o los 25 pronosticados por Pablo Iglesias. Los mismos que esperaba o alguno más su candidata en Andalucía, Teresa Rodríguez, cuyo rostro reflejaba perfectamente la merecida decepción, que será más dura en las futuras elecciones municipales y autonómicas. ¡¡Tiempo al tiempo!!

José-Tomás Cruz Varela