Sr. Director: El corralito que comenzó el lunes en Grecia es el final de una serie de despropósitos, que ahora podemos concretar en un único responsable, el Gobierno de Syriza, pero con millones de víctimas colaterales para las que comienza una etapa de empobrecimiento e incertidumbre que no se antoja breve ni clemente. Y es que el primer ministro griego, Alexis Tsipras, abrió la caja de los truenos la semana pasada cuando rompió las negociaciones con sus hasta ahora socios en la eurozona y convocó un referéndum, con nocturnidad y alevosía, para cargar sobre los ciudadanos una responsabilidad que sólo le compete a él. Esto es, aceptar las condiciones de la Unión Europea y hacer lo posible para mantener el país a flote, que es lo que se espera de un hombre de Estado. La evidente imposibilidad de Tsipras para cumplir un programa que era desde el principio incompatible con un nuevo rescate de la troika deja a los griegos ante un futuro más incierto que nunca y al resto de países de la zona euro en una posición realmente preocupante. Domingo Madrid Mez