Sr. Director: Speakers' Corner  (el "Rincón del Orador" en español) es una zona situada en Hyde Park en Londres, donde se permite hablar en público. No hay reglas escritas, y se les permite hablar a los oradores, lo que les dé la gana, siempre que la policía considere que sus discursos no violan la ley. Contrariamente a la creencia popular, no existe inmunidad ante la ley ni existen temas proscritos. En la práctica, la policía tiende a ser bastante tolerante y sólo interviene cuando recibe quejas o si se utiliza lenguaje ofensivo. Es una curiosa costumbre que se estableció a partir de mediados el siglo XIX que favorece la convivencia ciudadana. Ud. se para a escuchar, puede rebatir las ideas en el mismo tono de tolerancia del orador sin ofender a nadie y marcharse cuando le dé la gana. Entre las afirmaciones de nuestros líderes políticos, analistas, comentaristas o tertulianos de la Política en España, hay una gravemente errónea a mi juicio por sus negativas consecuencias sociológicas, psicológicas, etc. Me refiero a la afirmación de que, se pueden defender todas las ideas cualquiera que sea su intencionalidad en favor o en contra de las de los demás, "siempre que se haga sin violencia", como si esta aseveración perteneciera a la esencia de la democracia. Craso error, porque creo que efectivamente se pueden defender toda clase de ideas políticas sin apelar al odio a la ofensa o a la violencia de modo individual, como ocurre en Hyde Park,pero no organizadamente, como es el caso un Partido político, Asociación o cualquier otro modo de organización, para influir en el devenir de la Sociedad, porque eso entraña el peligro evidente de la desintegración del país, a medio o a largo plazo. En España tenemos el hecho de que, desde el principio de la democracia,  se permiten a los Partidos políticos y Asociaciones, defender la separación de un territorio, el independentismo, cuando tales ideas son propagadas por una sola persona no pasa nada, pero difundidas por un conjunto de personas y además organizadas, atentan abiertamente contra la Unidad de la Nación y favorecen el enfrentamiento, la ofensa gratuita al conjunto de los demás ciudadanos o a los símbolos del Estado y todo ello organizadamente, sin que los diversos Gobiernos hayan hecho prácticamente nada para evitarlo, a lo largo de los años que llevamos de democracia. De este modo el separatismo crece y crece en la vida y sentimientos de muchas personas que antes se consideraban españoles y que, por la insistencia y la utilización de los medios de comunicación en poder de unos pocos, terminan adhiriéndose a los postulados que les inculcan los independentistas, muchas veces con la amenaza y con la marginación de sus derechos. Para evitarlo, aunque comprendo que ya hemos llegado demasiado lejos, pienso que habría que ilegalizar a todos los partidos independentistas, como sucede en nuestra vecina Francia, para salvaguardar la Unidad de España, y arrostrar las consecuencias de su ilegalización con decisión, fueran las que fueran. De lo contrario, nadie sabe ni se preocupa de lo que sucederá a largo plazo con el independentismo, si éste conseguirá desintegrar a España en varios Estados, o nos tendremos que enfrentar a una nueva contienda civil de carácter imprevisible, para evitarlo o se perpetuará indefinidamente la separación, el enfrentamiento verbal y la animadversión mutua entre españoles. Roberto Grao