Sr. Director:

El norteamericano Ben Mattlin tiene 57 años y es periodista freelance y escritor. O quizás, más que escritor, es "dictador", pero no por tener impulsos autocráticos, sino porque es esa su forma de escribir: dictarle a un ordenador sus expresiones para que las transforme en texto escrito.

Curiosamente, aunque jamás ha podido tomar un lápiz en sus manos, no le va mal en la profesión y ha publicado sus artículos en varios de los más prestigiosos medios de prensa de EE.UU. El no poder escribir con su propia mano, ni ponerse en pie, ni ducharse, ni hacer autónomamente las actividades cotidianas, no le ha empujado a pensar que "ya está bien, ¡hasta aquí".

Mattlin, que se mueve en una silla de ruedas mediante un dispositivo que controla con su barbilla -¿recuerdan al coprotagonista de Intocable?- ha conseguido mucho en la vida, como haberse graduado cum laude en Harvard en 1984, alcanzar casi tres décadas de matrimonio con la misma mujer y tener descendencia.

Por supuesto, no todo ha sido miel y hojuelas. Se las ha visto negras ya alguna vez, como cuando, años atrás, un error durante una cirugía le provocó un choque séptico que lo dejó en coma. Los cirujanos dudaron, pero su esposa tenía claro lo que Mattlin no quería morir, y les indicó que hicieran todo lo posible por salvarle la vida.

Por eso aún vive, a pesar de que, al verlo, algunas personas -incluidos varios médicos- se preguntan, a veces sin ninguna discreción, si no le sería ya mejor "descansar" y dejar que su familia "descanse". Él, sin embargo, prefiere seguir en la brecha.