Sr. Director:

El incremento del odio contra las religiones en Europa es un síntoma de la radicalización de determinados sectores políticos, sociales y culturales. Un radicalismo de raíz ideológica que atenta contra la libertad religiosa, que es uno de los termómetros más evidentes de las libertades en una democracia. Europa, que ha sido la cuna del respeto a la dignidad de la persona y a su libertad de creencia, debiera tomarse en serio estos síntomas de intolerancia y odio contra lo religioso, en particular lo cristiano. Un odio que no se explica sin la causa de un nihilismo existencial que no sabe de límites.