Sr. Director: La frase que se hizo famosa en la campaña presidencial de Clinton, ha sido usada en muchas circunstancias y en no pocas controversias políticas y económicas. En esta ocasión viene como anillo al dedo para analizar lo que está ocurriendo en Cataluña. La tergiversación, la desinformación y la mentira son constantes en las actuaciones de los independentistas catalanes. Ahora, cuando por fin, se ha decidido poner toda la carne de las acciones legales en el asador que evitará el referéndum ilegal, han dado en calificar esas acciones legales con los más variados epítetos sin darse cuenta que es simplemente la puesta en marcha de la legalidad vigente. A la aplicación de la ley la califican: de ejercicio antidemocrático, de judicialización, de no querer dialogar, de represión, de dictadura, de prohibición para votar, de no hacer política, de impedir poner las urnas, de amenazar a los ciudadanos, de asustar a los funcionarios, de ocupación, de no respetar la voluntad de la mayoría, de no atender las reivindicaciones históricas de una nación, de desprecio a un parlamento pretendidamente soberano, etc., etc. Y no quieren admitir que las leyes están para ser cumplidas y respetadas por todos, gusten o no y, si no gustan, se intenta cambiarlas por el sistema democrático que tienen establecido todas las democracias que en el mundo son tales. Lo otro, aunque muchos lo quieran, no es democracia. Valentín Abelenda