Sr. Director: Hay que pensar muy bien lo que se dice, lo que se puede decir en tal o cual circunstancia. Bien sabemos que si una persona se manifiesta como católica tiene un gran peligro de aislamiento. No por ser religioso. Puede incluso quedar bien decir que soy budista. Pero en el mundo intelectual no se puede ser católico. Es una trama perfectamente montada, muy diabólica. Si uno en público dice que el fin de semana ha asistido a unos ejercicios espirituales provoca, de pronto, un silencio engorroso. Es un tema tabú. Te podrán aconsejar, mira eso déjalo para tu intimidad, no te líes. Es sorprendente como en las cuestiones sobre la condición sexual de cada persona, en estos momentos tienes que mirar a tu alrededor para ver si puedes decir lo que piensas. Es una auténtica esclavitud, una presión aún peor que la que Shostakóvich sufrió, porque allí en la URSS era cosa del Poder, de los jefes, pero aquí es algo generalizado, y te pueden denunciar por decir lo que piensas, que por otra parte es lo natural y lo que siempre ha pensado la gente normal. Hay miedo, hay muchos cobardes que dicen, sin duda alguna, cosas que no piensan. Si eso pasa en nuestra sociedad occidental, imagínense los que además de todo eso vivimos en Cataluña. Jesús Domingo