Sr. Director:

Te levantas, preparas un café con leche (envase de leche a reciclar) y tostadas con queso de untar (tarrina a reciclar), te tomas un zumo de manzana (envase a reciclar). A mediodía preparas una ensalada (lata de atún a reciclar, bandeja para los cogollos a reciclar), preparas algo de carne a la plancha (bandeja a reciclar). De postre un yogur (a reciclar). El agua por suerte del grifo. Por la noche unos huevos hervidos (huevera de plástico a reciclar) con algo de aceite de oliva (lata de aceite a reciclar). El jabón, champú, crema hidratante… por supuesto en envases de plástico. Y también el lavavajillas, detergente, suavizante… al final del día no te basta una bolsa de reciclaje… y si hay más de una persona en casa, quizás dos. ¿Tiene sentido que, para poder comer, beber y asearte el medio ambiente se tenga que tragar cada día una bolsa de envases, por mucho que recicles? Las alternativas para el consumidor pasan por abandonar los supermercados e ir a multitud de tiendas donde encontrar frutas, verduras, carnes… sin envasar, y aun así muchos productos es imposible encontrarlos. ¿Hay otras opciones aparte de un compromiso y una inversión en tiempo enorme por parte del consumidor? ¿Quién pasa a la acción para romper esta espiral de envases para todo?