Sr. Director:

Pienso que la visita del Papa a Ginebra para celebrar el 70 aniversario del Consejo Mundial de las Iglesias supone un hito hacia la unidad de los cristianos. El organismo, que representa a cerca de 600 millones de ortodoxos, anglicanos y luteranos, ha tenido siempre la estima de la Santa Sede, que ve en él un interlocutor privilegiado para llevar adelante el mandato de Jesucristo de alcanzar la comunión plena. Es cierto que, con la multiplicación de gestos en las últimas décadas, tal vez nos hayamos habituado a presenciar acontecimientos históricos hace poco impensables.

Esta normalización del diálogo ecuménico, estoy seguro, tiene, sin embargo, una importancia crucial, ya que se va instalando en la mente de todo ese horizonte de unidad.