Algunos de los analistas políticos, tertulianos, periodistas y personas que influyen en la opinión pública, que salen en televisión o escriben en los periódicos; ¿se han dado cuenta de lo que significaría Pablo Iglesias de Vicepresidente, con sus antecedentes políticos? Creo sinceramente que no, porque si fuera que sí, tendríamos que estar en estos momentos en estado de alarma. La Vicepresidencia implica dos posiciones no solo relevantes, sino ejecutivamente decisivas. Una es la presidencia de la comisión de Subsecretarios y Secretarios de Estado, que decide que asuntos pasan al Consejo de Ministros, y esto clasificados por colores rojo, azul y verde. No hay que explicar cuáles son los que realmente pasan para su aprobación. La otra posición, es la dependencia del CNI -servicios de inteligencia- de la Vicepresidencia del Gobierno. Una persona que él, o sus empresas, o su partido político del que es cabeza, haya podido recibir dinero de Gobiernos extranjeros, en cualquier país estaría inhabilitado en estos momentos para la política, hasta que no quedase clara esta situación. Eso sería lo prudente. Mucho menos para ocupar la Vicepresidencia del Gobierno de la Nación. El Sr. Sánchez está demostrando su incompetencia para la política. Un buen político, ante el panorama producido en los resultados de las últimas elecciones, una vez terminadas estas debe saber la posición que ocupa. Dejar aparte fobias y resentimientos y actuar con cabeza fría. Ha despreciado y ninguneado con malos modos y mala educación, al Candidato a la Presidencia del Gobierno que ha ganado las elecciones, con diferencias notables de diputados y senadores, de los demás candidatos y partidos incluyendo a él y al suyo. Y ha hecho lo mismo  con el partido ganador y con sus votantes por extensión. Sin darse cuenta que más temprano que tarde lo iba a necesitar; y no en un solo momento sino para su futuro inmediato, aunque consiga sus ambiciones. Ahora después de que quien le ha humillado a él, y no ha sabido responder, y a su partido le exige la Vicepresidencia, y le hace el Gobierno; quiere apoyarse en quien ha despreciado para librarse de esas exigencias y condicionantes. Y no se le ocurre otra cosa que decir que "respeta a los siete millones y medio de votantes del PP", a los que antes ha despreciado, y por ello está dispuesto a dialogar. Claro que a continuación le sale el ramalazo típico de a quien se le ha subido el poder a la cabeza y "exige" al líder -Presidente del Gobierno en Funciones- al que ha ninguneado, "que le llame para hablar". ¿Qué concepto de la dignidad propia y del decoro es ese? Así que de exigencias va el tema entre dos gallos de pelea que quieren quedarse con el corral y convertirlo en corralito. Hasta el momento hemos tenido en estos 38 largos años de Democracia dos Presidentes que no han gobernado, ni siquiera una legislatura completa: D. Adolfo Suárez -el mejor de todos- y D. Leopoldo Calvo-Sotelo, el más discreto. Por cierto éste último fue el que incorporó a España a la OTAN, no D. Felipe González. En consecuencia no es ningún desdoro si D. Mariano Rajoy no gobierna más que una legislatura. Bien pues a estos tres creo que son los únicos a los que no se les ha subido el poder  a la cabeza. En éste aspecto hemos ido cada vez a peor. A D. Felipe González se le subió a los tres años el punto de inflexión fue cuando politizó la Justicia. A D. José María Aznar el punto de inflexión fue a los seis años en su segunda legislatura, coincidió con la boda de su hija, de ahí los errores políticos cometidos en los dos años finales de su mandato. A D. José Luis R. Zapatero, se le subió el mismo día que gano las elecciones, y el punto de inflexión estuvo, cuando ya investido y formado su gobierno, el Domingo antes del primer Consejo de Ministros salió anunciando la retirada de las tropas de Irak. Y lo triste del panorama es que ahora al candidato al que se le ha encargado que intente formar Gobierno, se le subió el poder a la cabeza el mismo día que gano las primarias en su partido para la Secretaría General. Punto de inflexión: cuando solo era electo y no había sido confirmado por el Congreso de su Partido, "ordenó" a los eurodiputados de su partido, que votasen en contra de una resolución que ya habían pactado con los grupos de la Cámara Europea. ¿A quién extraña su comportamiento posterior? ¿Se puede creer en que respetará los pactos? ¿O sólo lo hará mientras le convenga? Y lo mismo creo podemos decir de quien -de momento- aspira y se conforma con la Vicepresidencia. Voy a terminar con una frase que solía decir el Presidente Zapatero, aunque él la decía sin interrogación: ¿Nos lo podemos permitir?
  1. R. Pablos