Sr. Director: El papa Francisco ha tenido unas emotivas palabras para las víctimas de la violencia terrorista y, en particular, para las de Manchester, Egipto y los recientes atentados de Barcelona y Cambrils. Francisco ha puesto el dedo en la llaga al recordar que las víctimas del terror, concretamente en Egipto, eran fieles cristianos, cristianos coptos, que se acercaban a un santuario rezar y que fueron asesinados, tras negarse a renegar de su fe. Por eso hay que decirlo, sin complejos, como ha hecho el Papa; hay que rezar para que el Señor acoja en su paz a estos valientes testigos, a estos mártires del siglo XXI, y hay que rezar también para que convierta el endurecido corazón de los terroristas. El cristiano no busca el martirio, pero tampoco lo rehúye. En atinada descripción de Chesterton, que hoy sigue siendo de una vigencia emocionante, el suicida es el antípoda del mártir, porque el mártir es un hombre que se preocupa hasta tal punto por lo ajeno, que olvida su propia existencia. El suicida, sin embargo, se preocupa tan poco de todo lo que no sea él mismo, que desea el aniquilamiento general. Jesús Domingo