Sr. Director:
El Papa Francisco dijo en Scampia que la corrupción tiene mal olor, y que no hay que explotar a los trabajadores.

Dejando en diversos momentos el texto preparado para esta ocasión, el Papa Francisco improvisó para repetir que no permitan jamás que el mal tenga la última palabra. Recordó que los emigrantes "no son ciudadanos de serie B".  Y lo hizo respondiendo a una hermana que habló en nombre de los emigrantes y de los sin techo. ¿Es necesario llegar a esto –se preguntó–  los emigrantes son seres humanos de segunda clase?

Por eso pidió que hagan sentir a sus hermanos y hermanas migrantes que son ciudadanos, como ellos, hijos de Dios, y que son emigrantes como nosotros, porque todos nosotros somos emigrantes hacia otra patria, ¿eh?  Y añadió tal vez llegaremos todos, ¿eh? Y que nadie se pierda por el camino.

También destacó que la desocupación roba la dignidad. Y recordó que "más del 40 por ciento de los jóvenes de 25 años no tienen trabajo, lo que es sumamente grave. De ahí su pregunta acerca de ¿qué hace un joven sin trabajo? ¿Qué futuro tiene? ¿Qué camino de vida elige? Y esta, dijo es una responsabilidad no sólo de la ciudad, no sólo del país, sino del mundo. 

¿Por qué? Porque hay un sistema económico que descarta a la gente y ahora le toca el turno a los jóvenes, que son descartados, es decir, los jóvenes que están sin trabajo.

Jaume Catalán Díaz