Sr. Director: La familia, célula básica de la sociedad y fundada sobre el vínculo matrimonial, es la institución que más valoran los españoles. El matrimonio cristiano y el civil entre no cristianos, se caracteriza por ser una realidad indivisa (exclusiva), abierta a la vida e indisoluble, con mutuas obligaciones de fidelidad y lealtad. Con el divorcio exprés, parece que se ha puesto el empeño en diluir el matrimonio, y no en apuntalarlo. Un experto en asuntos de familia, apunta: "Se ha creado un ambiente favorable a la infidelidad y a la falta de esfuerzo en querer solucionar una relación matrimonial, en el caso de que no funcione adecuadamente. La opción más fácil que se proclama es la de romper, en vez de la de luchar por recuperar el amor de la pareja" (ABC). No tomarse en serio el matrimonio, tiene graves consecuencias para el bienestar personal, familiar y social. El matrimonio es un tesoro, un camino de felicidad para el hombre y la mujer, diferentes y complementarios. Debe custodiarse: de su buena marcha dependen la alegría íntima de los esposos, su serenidad interior y los mimbres para una educación verdadera de los hijos que les haga interiormente sanos y seguros. Uno de los riesgos es la "amistad particular", que, si ya es capaz de romper la armonía de cualquier grupo, en el matrimonio es carcoma que puede derrumbarlo si no se advierte a tiempo. Para marido y mujer, es inexcusable la "guarda del corazón". Josefa Romo