Sr. Director: 

El Papa Francisco visitó, el pasado mes de junio, la zona de Camerino-San Severino, en la región central italiana de Marche, en plenos Apeninos, que quedó arrasada hace casi tres años por un gran terremoto. El Papa ha querido visitarles para estar al lado de las víctimas y rezar con ellas al Dios que nos recuerda. Porque, no olvidemos, uno de los frecuentes dramas que se añaden a tragedias de este tipo es el del olvido. Lo hemos visto y vivido en esos mismos días entre nosotros, a propósito del primer aniversario de la llegada del Aquarius al puerto de Valencia y el fracaso a la hora de abordar el fenómeno de la inmigración desde políticas cortoplacistas, más pensadas para el rédito electoral que para la verdadera solución de los problemas.

Por eso el Papa ha querido ser muy claro cuando ha afirmado en Camerino que se corre el riesgo de que, tras una primera implicación emotiva y mediática, en estos casos la atención desaparezca y las promesas terminen en el olvido, aumentando la frustración de los que sufren los problemas en primera persona.